Recuerdo ir de tu mano, con un alba condescendiente. El sol, dadivoso, me entregaba tu mejor perfil. Fueron horas descubriendo tras tu corazón de marfil,
los destellos de grandeza de un aura diferente.
Lo que daría por sentir nuevamente ese alborozo.
Dar luz al sortilegio que perpetra tu sonrisa colosal. Sonrisa que alcanzaba su apogeo en aquel baile demencial.
Robusteciendo mi entusiasmo, al segundear a un beso hermoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario